domingo, 21 de octubre de 2018

Guerra de Reforma


Ascenso político de los liberales en la década de 1850


En la década de 1850, las facciones liberales ganaron el control político con líderes como Benito Juárez, Miguel Lerdo de Tejada, Juan Álvarez y otros. Este ascenso se produjo después de la pérdida de casi la mitad del territorio colonial de México a manos de los Estados Unidos en la guerra de 1846 a 1848. Los liberales creían que la Iglesia y los militares eran la fuente de la mayoría de los problemas de México.

Los liberales tenían dos facciones internas, los "puros" o radicales y los moderados. Estas dos facciones se unieron cuando Benito Juárez y Melchor Ocampo, los líderes de estas dos facciones, y ambos en el exilio en Nueva Orleans en el año 1854, apoyan el levantamiento de Juan Alvarez contra Antonio López de Santa Anna, quien fue ampliamente culpado por la pérdida de Texas y lo que ahora es el suroeste de los EE.UU. Los dos establecen principios en un documento llamado el Plan de Ayutla. El Plan reunió a una coalición de fuerzas que logró expulsar a Santa Anna de la Presidencia mexicana.

Influencia, poder y privilegios de la Iglesia Católica en México



El desafío de los liberales a la hegemonía de la Iglesia Católica en México se produjo en etapas, incluso antes de la década de 1850. Medidas adoptadas a nivel estatal desde la década de 1820 y las medidas de reforma de Valentín Gómez Farías llevaron a la defensa política de la identidad católica de México, incluyendo la integración de la Iglesia y el Estado. Esto incluye periódicos católicos como La Cruz y los grupos conservadores que atacaron fuertemente las políticas y la ideología liberal. Esta ideología tiene sus raíces en la Ilustración europea, que pretendía reducir el papel de la Iglesia Católica en la sociedad. Las reformas iniciadas en los años 1830 y 1840 se unieron en principio a las leyes de la época de la Reforma, que fueron aprobadas en dos fases, desde 1855 hasta 1857 y luego desde 1858 hasta 1860. La Constitución de 1857 de México fue promulgada cerca del final de la primera fase. Más Leyes de Reforma se promulgaron de 1861-1863 y después de 1867 después de que los liberales salieron victoriosos después de dos guerras civiles con sus opositores conservadores.

Leyes de Reforma


El éxito del Plan de Ayutla llevó al rebelde Juan Alvarez a la presidencia de México. Alvarez era un "puro" y nombró a otros liberales radicales a los puestos más importantes como la inclusión de Benito Juárez como ministro de Justicia, Miguel Lerdo de Tejada como ministro de Fomento y a Melchor Ocampo como ministro de Relaciones Exteriores.

LA LEY JUAREZ

La primeras Leyes de Reforma Liberal se aprobaron en 1855. La Ley Juárez, en honor a él, restringió los privilegios clericales (Iglesia), en concreto a la autoridad de los tribunales de la Iglesia, al subvertir su autoridad a la ley civil. Fue concebida como una medida moderada, en lugar de suprimir los tribunales de la iglesia por completo. Sin embargo, el movimiento abrió divisiones latentes en el país. El arzobispo Lázaro de la Garza en la Ciudad de México condenó la Ley como un ataque a la Iglesia misma, y ​​los clérigos fueron a la rebelión en la ciudad de Puebla en 1855-1856. Otras leyes atacaron los privilegios que tradicionalmente gozaban los militares, esto fue significativo ya que los militares habían sido fundamentales para poner y mantener gobiernos mexicanos en el cargo desde el emperador Agustín de Iturbide en la década de 1820 (quien fue el primer emperador de México durante el Primer Imperio Mexicano que duro apenas unos meses.)

LA LEY LERDO

La próxima Ley de Reforma se llamó la Ley Lerdo, en honor a Miguel Lerdo de Tejada. Bajo esta nueva ley que se aprobo en 1856, el gobierno comenzó a confiscar las tierras de la Iglesia. Esto resultó ser mucho más controversial que la Ley Juárez. El propósito de la ley era convertir las tierras en poder de entidades corporativas como la Iglesia en propiedades privadas, favoreciendo a aquellos que ya vivían en ellas. Se pensó que esto fomentaría el desarrollo y el Gobierno podría recaudar ingresos gravando el proceso. Lerdo de Tejada fue el Ministro de Hacienda y requirió que la Iglesia vendiera gran parte de sus tierras urbanas y rurales a precio reducidos. Si la Iglesia no cumplía, el gobierno celebraría subastas públicas. La ley también declaraba que la Iglesia no podía obtener la posesión de estas propiedades en el futuro.

LA LEY IGLESIAS

En 1857, nuevas leyes anticlericales, como la Ley de Iglesias regulaba el cobro de derechos eclesiásticos de los clérigos a los pobres y prohibía cobrar por bautizos, matrimonios o funerales. El matrimonio se convirtió en un contrato civil, aunque no fue autorizada ninguna disposición para el divorcio. Registro de nacimientos, matrimonios y defunciones se convirtió en un asunto de civil, con el Presidente Benito Juárez. Se redujo el número de fiestas religiosas y los días festivos para conmemorar diversos acontecimientos nacionales adoptados.

En esos años, el Congreso debatía una nueva Constitución. Los delegados se mostraron preocupados por las primeras de las Leyes de Reforma y la cuestión de si México debiera ser un gobierno central, o una república federal. Al final, la Constitución de 1857 estableció un componente centralista. Esta Constitución no estableció a la Iglesia católica como oficial, permitiendo que posteriores leyes requirieran la libertad religiosa.

Inicio de la Guerra de Reforma en México


La Guerra de Reforma ( llamada también como la Guerra de los Tres Años) estalló en una guerra civil cuando los liberales, entonces en el control del gobierno luego de derrocar a Antonio López de Santa Anna, comenzaron a implementar una serie de leyes destinadas a despojar a la Iglesia y a los militares, pero sobre todo a la Iglesia, de sus derechos, poderes y propiedades. Cada una de las Leyes de Reforma tuvo una fuerte resistencia de los conservadores, la Iglesia y los militares, que culminará en la acción militar y la guerra. Después de la Ley Juárez, el general Tomás Mejía se rebeló contra el gobierno liberal en defensa de la identidad católica de México en la región de la Sierra Gorda de Querétaro. Mejía llevaría a cabo operaciones contra las fuerzas liberales en los próximos ocho años.

Plan de Tacubaya


La oposición a la Ley Lerdo y la Constitución de 1857 culminó en la toma del control de la ciudad de México por las fuerzas conservadoras. Esta operación se llamó el Plan de Tacubaya (que buscaba derogar la constitucion mexicana de 1857). Cuando los militares tomaron el control de la Ciudad de México, el entonces presidente Ignacio Comonfort aceptó los términos del Plan, pero Benito Juárez, entonces presidente de la Corte Suprema de Justicia, defendió la Constitución de 1857. Juárez fue detenido. Comonfort se vio obligado a renunciar y posteriormente el General de Ejército Félix Zuloaga fue puesto en su lugar. Después de llegar a la Ciudad de México, los partidarios de Zuloaga cerraron el Congreso y detuvieron a los políticos liberales, luego iniciarían la redacción de una nueva constitución para el país.

El Plan de Tacubaya, dividido profundamente el país, con cada Estado decidiendo si apoya la Constitución de 1857 de los liberales o la nueva que los conservadores de la ciudad de México redactaban. Benito Juárez escapó de la prisión de la ciudad de Querétaro, luego fue reconocido como presidente interino de los Liberales. Como el conservador Zuloaga y el ejército tomaron control de la parte central de México, Benito Juárez y sus partidarios se vieron obligados a instalar su gobierno en la ciudad de Veracruz. A partir de ahí, el gobierno liberal obtuvo el control sobre el estado de Veracruz y un número de estados aliados en el norte y centro-oeste de México. El gobierno liberal permaneció en la ciudad de Veracruz desde 1858 hasta 1861.

Por ser de menos experiencia militar, los liberales perdieron la mayor parte de las primeras batallas, pero la situación cambió cuando los conservadores fallaron dos veces en tomar la ciudad de Veracruz. Los liberales acumularon victorias a partir de entonces hasta que las fuerzas conservadoras se rindieron en diciembre de 1860. Si bien las fuerzas conservadoras perderían la guerra, la guerrilla conservadora se mantuvo activa en el campo durante varios años, y conspirarían con las fuerzas francesas para instalar a Maximiliano de Habsburgo como emperador del Segundo Imperio Mexicano durante la Segunda Intervención Francesa en México.

Leyes promulgadas por Benito Juárez durante su gobierno en Veracruz:
 Ley de la nacionalización de los bienes eclesiásticos (1859).
 Ley del matrimonio civil: (1859).
 Ley orgánica del registro civil: (1859).
 Ley de exclaustración de monjas y frailes:
 Ley de libertad de Cultos
La Ley de la nacionalización de los bienes eclesiásticos era una añadidura a la Ley Lerdo. El Gobierno tenía la esperanza de que esta ley traería ingresos suficientes para obtener un préstamo de los Estados Unidos pero las ventas de estas propiedades fueron decepcionantes desde el momento en que fue aprobada la ley a principios del siglo XX.

Dos gobiernos en México


Las hostilidades entre las fuerzas liberales y conservadoras duraron desde 1858 hasta 1861 y es conocida como la Guerra de Reforma. Los conservadores controlaron la Ciudad de México, pero no la ciudad de Veracruz. A partir de aquí, Juárez dirigió el movimiento de oposición, y de la que los liberales obtuvieron suministros y dinero a través de los derechos recibidos en el puerto.

Al comienzo de la guerra, los dirigentes liberales y los ejércitos carecían de la experiencia militar de los conservadores, que fueron respaldados por el ejército oficial de México. Sin embargo, debido a las continuas hostilidades, las fuerzas liberales adquirieron una experiencia que a la larga permitiría victorias para el lado liberal. Porfirio Díaz (futuro presidente de México en repetidas ocasiones) lucharía a favor del bando liberal al mando de Ignacio Mejía donde destacaría por su bravura y astucia.

Dos veces en 1860 las fuerzas conservadoras del general Miguel Miramón trataron de tomar Veracruz, pero sin éxito. En el mismo año, las fuerzas conservadoras fueron derrotadas en Oaxaca y Guadalajara. En diciembre de 1860, Miramón se rindió  a las afueras de la Ciudad de México. Las fuerzas liberales volvieron a ocupar la capital el 1 de enero de 1861, con Benito Juárez. A pesar de tomar nuevamente la capital, bandas de guerrilleros conservadores operaban en las zonas rurales. El General Miramón salió al exilio a Cuba y Europa. Sin embargo, el general Márquez se mantuvo activo y Mejía seguía operando desde su bastión en la Sierra Gorda hasta el final de la intervención francesa en México.



Triunfo de los liberales: Gobierno de Benito Juárez e intervención francesa en México



La Presidencia interina de Benito Juárez fue confirmada por elección en marzo de 1861. Sin embargo, las fiestas liberales de 1861 fueron de corta duración. La guerra civil "Guerra de Reforma" había dañado gravemente la infraestructura de México y había paralizado su economía. Mientras que los conservadores habían sido derrotados, pero no habían desaparecido y el gobierno de Juárez tuvo que responder a las presiones de estas facciones. Una de estas concesiones fue la amnistía a los guerrilleros conservadores capturados que seguían resistiendo el gobierno de Juárez, a pesar de que estos mismos guerrilleros capturados ejecutaron a los prisioneros liberales, que incluía a Melchor Ocampo. Benito Juárez también enfrento presiones externas de los países como Gran Bretaña, España y Francia por las grandes deudas que se les adeuda por parte de México. Las facciones conservadoras en México, que aún querían una monarquía al estilo europeo para México, eventualmente conspiraron con las fuerzas francesas para instaurar el Segundo Imperio Mexicano durante la Intervención Francesa en México.

jueves, 18 de octubre de 2018

Liberales y Conservadores en México


Liberales y conservadores fueron dos corrientes ideológicas partidistas dentro de la historia política de México de mediados del siglo XIX. Cada una de ellas pugnaba por implementar sus ideas respecto a la forma en la cual el país debía de gobernarse. Los conservadores asumían que la dirección de México debía ser monárquica, los liberales por un lado pugnaban por una república federal.


El tratar de imponer el liberalismo sobre el conservadurismo y viceversa acarreo conflictos entre estas dos agrupaciones políticas, causando que el país no terminara de afianzar los cimientos de nación libre y prospera en beneficio de los mexicanos que durante la independencia creían que por fin serian escuchados. Nacer como una monarquía y posteriormente dar paso a la república, inauguro los conflictos políticos entre los liberales y conservadores con graves consecuencias, la pérdida territorial frente a los Estados Unidos se da paralelamente entre la lucha por imponer el federalismo o el centralismo republicano como forma de gobierno.

Al triunfo del federalismo los conservadores intentan una vez más imponer el sistema monárquico y centralista al respaldar la imposición de una monarquía extranjera al caer está el sistema republicano federalista triunfa así también el liberalismo sobre el conservadurismo.

Estas dos corrientes ideológicas provocaron conflictos armados y una división entre mexicanos que acarreó graves consecuencias, una de ellas fue la llamada Guerra de Reforma o de los tres años. Otro conflicto fue la segunda intervención francesa, que a diferencia de la primera, también  llamada guerra de los pasteles, se instauró un monarca europeo con la ayuda de conservadores mexicanos y el rechazo de los liberales, de este enfrentamiento surge el llamado Segundo Imperio Mexicano.

Ideologías de los liberales y de los conservadores

Antes de abordar las ideologías políticas de liberales y conservadores, es necesario conocer la definición de cada concepto en forma simple:

Conservadurismo: es la idea de mantener lo establecido con pocos o nulos cambios con el fin de evitar nuevas formas de las estructuras ya se políticas o sociales. Los conservadores en México tenían la idea de continuar con el orden político y social establecido en Nueva España al afianzarse la conquista; el primer imperio mexicano, la república centralista y nuevamente el segundo imperio fueron los intentos de los conservadores de seguir con las tradiciones e ideas de la época virreinal.


Liberalismo: el liberalismo es lo contrario al conservadurismo, el liberalismo pretende terminar con las viejas ideas políticas y sociales, terminar con las ideas absolutistas y brindar al individuo libertades. Los liberales en México se oponían a continuar con el viejo régimen político imperante en la nueva España al nacer México como nación independiente, se pusieron al primer imperio al que al final derrocaron. Triunfaron finalmente sobre los conservadores al derrocar al segundo imperio mexicano.

Proyectos de nación, liberal y conservador

Características del proyecto conservador de nación: consistía en hacer de México una monarquía absolutista o un estado centralista en su defecto, la cual gobernaría con las viejas ideas del orden social español durante el virreinato, la Iglesia continuaría siendo pilar fundamental de la educación, la cual solo estaría destinada a gente con poder monetario, y entregando privilegios sólo a individuos con estatus social muy alto, proteger el desarrollo económico desde el gobierno, a la sociedad se le impondría tener como fe una única religión de estado sin ningún tipo de libertad en este aspecto.

Características del proyecto liberal de nación: los liberales querían hacer de México una república federal, sin intervención de la Iglesia, donde cada integrante de la unión tuviera libertad de decisión, la economía del país debía ser abierta sin proteccionismo del estado, eliminando para esto los privilegios económicos que no permitían el libre desarrollo económico interno del país, al individuo prometían entregar libertades de crítica, educación laica para todo individuo son importando su estatus social y libertad de pensamiento englobando en esto practicar su fe en una u otra creencia o no tener ninguna

Personajes relevantes

Algunos personajes liberales fueron Benito Juárez, Nicolás Bravo, Porfirio Díaz y Vicente Guerrero. Por parte de los conservadores destacan Antonio López de Santa Anna, Lucas Alamán y Juan Nepomuceno Almonte. Sin duda la lista de nombres de uno y otro bando es larga, aquí destacamos a personajes que tuvieron una influencia notable en la historia política de México, incluso en el siglo XX.

Fuentes:

domingo, 14 de octubre de 2018

Los Conflictos Internacionales y el despojo territorial

Un problema fundamental del México independiente durante la primera mitad del siglo XIX y hasta la década de los sesenta fue el acecho de potencias extranjeras que ambicionaban imponerse, territorial o económicamente, en el nuevo país. Las políticas expansionista e imperialista de Estados Unidos y de naciones como Francia, Gran Bretaña y España dificultaron las relaciones con las autoridades mexicanas y representaron una constante amenaza a la estabilidad del Estado y un freno a la consolidación de la nación, pues alentaron los regionalismos, propiciaron que se cercenara el territorio y los compromisos contraídos por préstamos o por costos de guerra, que supusieron pesadas cargas económicas para el gobierno.

Amenaza de reconquista y necesidad de reconocimiento internacional

Los conflictos políticos de México empezaron apenas se independizó de la Corona española. Al inicio, la principal preocupación la constituía España, que se negaba a reconocer la independencia de la que hasta entonces fuera su colonia y no cejaba en su pretensión de reconquistar los territorios perdidos.
En México tuvo lugar una conspiración encabezada por el sacerdote Joaquín Arenas, quien intentó emprender una acción revolucionaria para cambiar la forma de gobierno, con la única finalidad de que la Corona española se reinstalara en México. La conspiración fue un rotundo fracaso y el padre Arenas, después de ser privado de su fuero eclesiástico, fue encontrado culpable de traición a la nación y posteriormente fusilado en junio de 1827.
El último intento de reconquista la encabezó el mismo gobierno español, cobijado por la Santa Alianza, en 1829. Desde Cuba arribaron a puertos mexicanos al mediar el año algunos barcos hispanos y, tras unos meses de lucha, finalmente las mermadas fuerzas de reconquista se vieron obligadas a capitular (rendirse) en septiembre. Derrotados, pero sin aceptar la independencia de México, los españoles se retiraron. Finalmente, tras varios años de conflictos y tensiones entre España y México, la Corona española reconoció la independencia en 1836

Los intentos de colonización del norte

Otro de los grandes problemas que afronto México durante las primeras décadas de su vida independiente fue la existencia de un gran territorio en el septentrión del país que se encontraba prácticamente deshabitado. El gobierno se enfocó en establecer políticas de colonización, con la finalidad de promover la llegada de pobladores.
Viendo esto como una oportunidad de establecerse, población norte americana buscó ocupar el norte mexicano. En 1821 se concedieron tierras texanas al estadounidense Moisés Austin  para que se estableciera él y su familia. Unos años más tarde en 1823, se le autorizó el permiso de colonizar la zona. El territorio se fue poblando de colonos de la misma nacionalidad y las relaciones con el gobierno de Coahuila, al cual pertenecía Texas, y con el gobierno central se fueron dificultando más. Ante el temor del centro de perder el control del territorio, en 1830 se promulgó una ley para regular la colonización de Texas, pero ya era demasiado tarde, ya que aquellas personas que habitaban el territorio texano, ya veían con buenos ojos la idea de anexionarse a los Estados Unidos.
Las radicales políticas centralistas, sumadas al evidente abandono del norte por parte del gobierno central mexicano terminarían por impulsar a los texanos a finalmente romper relaciones con México.

La separación de Texas

La Constitución de 1824 y el régimen federalista imperaron en el país por más de una década. Sin embargo, los grupos que estaban a favor del centralismo siguieron con sus intentos de imponerlo como forma de gobierno. Las tensiones entre federalistas y centralistas ocasionaron conflictos en todo el país y uno de los más graves sería precisamente la separación de Texas.
En los años posteriores a la llegada de la familia Austin a Texas, la cantidad de colonos norteamericanos crecería considerablemente en esas tierras, de esta manera y sumado los conflictos con el gobierno central, Texas adoptó una posición independentista.
Además, existían diferencias entre raza, idioma y religión en la región dada la gran cantidad de pobladores norteamericanos, quienes hablaban inglés, practicaban el protestantismo y pertenecían a la raza aria (blanca). Estos fueron factores que marcaron distancia entre los colonos y los pocos pobladores mexicanos del septentrión. Existieron otras circunstancias que también pesaron decisivamente en el proceso de enfrentamiento entre los texanos y las autoridades.
La primera causa fue que los colonos norte americanos, provenían de los estados esclavistas del sur de los Estados Unidos y continuaron con sus prácticas en el nuevo territorio ocupado por ellos. De tal manera que cuando el presidente Vicente Guerrero abolió la esclavitud en todo el país, en septiembre de 1829, obviamente ellos manifestaron su inconformidad. La resistencia de los texanos forzó al gobierno mexicano a permitirles conservar a sus esclavos, pero con la condición de que ninguno más fuera admitido en Texas a partir de entonces.
La segunda causa fue la ley federal de colonización emitida en 1830, que buscó regular el ingreso de colonos al territorio texano, claro que esto causo aún más disgusto entre los colonos. El cobro de impuestos aduanales fue quizá el factor que más pesó en el ánimo de quienes se negaban a pagar contribuciones. Con todo esto el movimiento de separación de Texas tomó fuerza en 1835. De manera soterrada, Estados Unidos intervino apoyando a los insurrectos, mientras en su discurso oficial, se pronunció de manera neutral.
El gobierno mexicano envió fuerzas militares a Texas para apaciguar a los insurrectos, pero esto no le resulto fácil, a las tropas mexicanas les faltaban hombres dispuestos a luchar y los pocos hombres que si aceptaban ir enfrentaban la escases de víveres y armas para enfrentarse a los texanos. A pesar de todo esto, en 1836 el ejército mexicano sitió a un grupo liderado por William Barret Travis en El Álamo y el 6 de marzo logrando una victoria sobre los rebeldes. Sin embargo estuvo manchada por la tragedia, pues las fuerzas nacionales ultimaron a los refugiados texanos en el fuerte, además, las bajas del lado mexicano superaron en número al de los perdedores.
 









Pero el triunfo les duró muy poco, porque el 21 de abril del mismo año, en la batalla de San Jacinto los mexicanos fueron derrotados por las fuerzas comandadas por Samuel Houston. El comandante del ejército mexicano y presidente de la nación Antonio López de Santa Anna, fue hecho prisionero y se vio obligado a capitular y acepto la independencia de Texas, la cual quedó establecida en los tratados de Velasco que se firmaron el 14 de mayo de 1836, dando fin al conflicto y al surgimiento de una nueva república texana.

El bloqueo francés de 1838

Las dificultades se seguían multiplicando para el gobierno mexicano, las relaciones internacionales eran muy débiles debido a su reciente independencia y a la crisis económica que atravesaba el país. Esto impidió al gobierno pagar la deuda que contrajo con los gobiernos de Gran Bretaña y Francia lo que agudizo las tensiones entre estos países y México.
En abril de 1838 Francia, buscando conseguir privilegios económicos, decidió intervenir en México para reclamar el pago de la deuda que el gobierno mexicano había contraído con varios comerciantes súbditos franceses. Uno de esos comerciantes franceses agraviados era un panadero que exigía el pago de productos consumidos por el ejército de Antonio López de Santa Anna en 1832. A este suceso se le conoció como la “Guerra de los pasteles” y constituyó la primera intervención militar francesa, esta duró cerca de un año y causo aún más estragos a la economía de los mexicanos, ya que los navíos franceses bloquearon los puertos mexicanos y se apoderaron de las aduanas. En 1839, ambas naciones firmaron un acuerdo en el cual México reconoció la deuda y se comprometió a pagarle a Francia. 

La guerra con Estados Unidos

El objetivo expansionista de Estados Unidos ya había quedado claro con la intervención en la independencia de Texas y su posterior anexión como parte de la unión americana, pero previo a esto el gobierno norteamericano había ofrecido al gobierno mexicano comprarle ciertas provincias a lo cual se negaron rotundamente.
El movimiento encabezado por John L. Sullivan denominado Destino Manifiesto, sirvió a los vecinos del norte para justificar su deseo de expansión ya que en él se dictaba que los norteamericanos estaban destinados a llevar la libertad y el progreso a todo el territorio americano, el cual estaba poblado por pueblos bárbaros (nativos americanos y mexicanos por igual). Con esto en 1845 Estados Unidos anexó a Texas a su territorio lo cual en los tratados de Velasco había quedado firmemente estipulado que la República de Texas no podría ser anexada. Por este motivo México rompió relaciones con el gobierno norteamericano.
Así, con el pretexto de delimitar la frontera entre México y Estados Unidos, el gobierno norteamericano en enero de 1846 desplegó tropas encabezadas por Zachary Taylor, entre el rio Nueces y el rio Grande del Norte. México a su vez respondió enviando tropas al norte ya que los norteamericanos habían invadido el país, estas se enfrentaron y ambos bando sufrieron bajas y el gobierno norteamericano obtuvo un pretexto ideal para declarar la guerra a México, ya que se había “derramado sangre norteamericana en suelo norteamericano”.
Este conflicto está claramente olvidado en la memoria de los norteamericanos pero dejo una profunda herida en la memoria y el orgullo mexicanos, ya que al final de la guerra más de la mitad del territorio nacional fue cedido a los Estados Unidos por mano de Antonio López de Santa Anna, un personaje bastante recurrente cuando se habla en la historia nacional de perdida de territorio. La guerra con los Estados Unidos duró de 1846 a 1848, un periodo en el cual las fuerzas mexicanas se vieron ampliamente superadas por las tácticas y tecnologías norteamericanas de la época.



jueves, 11 de octubre de 2018

La Constitución de 1824



Si bien durante el siglo XIX la división territorial fue cambiando, y se crearon otros estados, cabe señalar que tanto la definición de República, como el establecimiento del sistema federal y la división en tres poderes son algunos de los elementos del gobierno que se instauraron desde el momento de la conformación de México y que continúan vigentes. También la existencia de las cámaras de diputados y de senadores fue reconocida entonces. En la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos promulgada en 1824 se estableció formalmente la República representativa popular y federal y se dividió el poder supremo de la federación en Legislativo, Ejecutivo y Judicial 



Por supuesto, no todo lo que se consignó en la Constitución de 1824 tuvo tan larga vigencia, por ejemplo, uno de sus primeros artículos estipulaba que la nación mexicana sería perpetuamente fiel a la religión católica. Algo parecido había hecho antes, en 1813, José María Morelos y Pavón: en su obra Sentimientos de la Nación proclamó a la católica como la única religión de la América libre. Posteriormente, en la Constitución de Apatzingán, emitida por el Congreso Constituyente de Chilpancingo, en 1814, se declaró a la religión católica como la oficial del Estado. Sin embargo, la existencia de otras religiones fue factor fundamental para que en 1860 Benito Juárez emitiera un decreto sobre libertad de cultos en el que las reconocía y señalaba que la obligación del Estado era protegerlas, igual que a la católica, al tiempo que se afirmaba la separación entre el Estado y la Iglesia. También durante el gobierno de Maximiliano, en 1865, se emitió un decreto en el cual se reconocía al credo católico como culto del Estado, pero al mismo tiempo se declaraba la amplia y franca tolerancia de cultos en el territorio del imperio.

La celebración de las elecciones para designar representantes, ya fueran diputados o senadores, así como presidente, gobernadores, alcaldes y hasta magistrados, fue una práctica común durante todo el siglo. En la Constitución de 1824 quedó asentado que el nombramiento de esos cargos se haría mediante elección indirecta. Entonces no se votaba como ahora. Si bien había votaciones directas e indirectas en segundo grado, el sistema dominante era el indirecto en primer grado, lo que significaba que los ciudadanos votaban en elecciones primarias para elegir a sus electores, quienes se reunían en colegios electorales en los que se efectuaban los comicios secundarios y era ahí donde se votaba a quienes ocuparían los diferentes cargos públicos.

En las elecciones primarias sufragaban (votaban) quienes se consideraban ciudadanos; esta calidad se definía en las diversas leyes electorales, que fueron cambiando o modificándose en los años en cada estado. Así, en la primera mitad del siglo XIX los ciudadanos eran los individuos que vivían en determinado lugar. También se les exigía un mínimo de edad, saber leer y escribir, y tener alguna renta (propiedad).

Sin embargo, en la Constitución de 1857 se estableció que ciudadanos eran los nacidos en territorio nacional que tuvieran 18 años (si estaban casados) o 21 (si eran solteros), y se exigía solamente que vivieran de modo honesto. Esto es, la ciudadanía se hizo más inclusiva, aunque si siguió excluyendo a las mujeres, a quienes sólo se les reconoció la calidad de ciudadanas hasta mediados del siglo XX.

Fuente bibliográfica:
Alejandra Maldonado Rios, Estela Roselló Soberón. Historia 2 Secundaria. SM Ediciones. México, 2015. Pp.120-121.

miércoles, 10 de octubre de 2018

Hacia la fundación de un nuevo Estado

Primeros años de vida independiente

Tras la independencia, y en busca de la mejor manera de gobernar a México, lo primero que se hizo fue establecer un imperio, Agustín de Iturbide (1783-1824) fue proclamado emperador, pero su reinado duró muy poco y estuvo marcado por el conflicto entre el nuevo emperador y los miembros del Congreso, lo que condujo a que Agustín I decidiera disolverlo en mayo de 1822 y, en su lugar, instalar una Junta Nacional Instituyente. En respuesta a las acciones unilaterales del emperador, un grupo encabezado por Antonio López de Santa Anna (1794-1876) Nicolás Bravo (1786-1854) y Vicente Guerrero (1782-1831) proclamaron el Plan de Casa Mata, en que desconocían al régimen monárquico, proponían la república como forma de organización del Estado mexicano y demandaban la reinstalación del Congreso.
Tras la caída del régimen imperial de Iturbide, se llamó a la formación de un segundo congreso constituyente. Así, con la reunión de los diputados que representaban a los diversos  estados se logró  formular la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos en 1824. El primer presidente de México Guadalupe Victoria (1786-1843) tomó posesión de su cargo el 10 de octubre de 1824


La crisis económica después de la guerra

Al término de la guerra de independencia, México  se encontraba en una precaria situación económica. La victoria armada movilizó a gran parte de la población, desde aquellos que abandonaron su lugar de origen para unirse a alguno de los bandos en disputa, tanto por decisión propia como obligados por la leva, hasta quienes se vieron forzados a dejar su casa y tierras para emigrar hacia zonas más seguras debido a la importancia de las acciones militares. Las zonas mineras sufrieron el impacto del movimiento; su producción disminuyó porque ya no había mano de obra que hiciera el trabajo. Al concluir la guerra, las zonas mineras empezaron a recuperar su población y antigua vitalidad, aunque el proceso tomó muchos años.

Desigualdad social y distribución de la población


En la ciudad de México y en muchas otras
se veían personajes como el macapolero,
persona que llevaba a cuestas diversas
mercancías, con la ayuda de un mecapal
-faja que pasaban por la frente y cuyos
extremos ataban por la espalda para ayudar
en la carga de la mercancía que transportaban-.
Gran parte de la gente que había abandonado el campo y ciudades mineras, como Guanajuato, Zacatecas, Pachuca, Taxco, buscaron refugio en las ciudades de la zona central; de esta forma México, Querétaro, Guadalajara y algunas otras ciudades crecieron rápidamente. Pero este aumento desproporcionado de la población trajo muchos problemas: escaseaban la vivienda, el trabajo y los alimentos. La vida en la ciudad era difícil. El crecimiento urbano fue constante durante varias décadas y se incrementó de forma dramática en el último tercio del siglo XIX. 
Por otra parte, un factor que detuvo el crecimiento demográfico o hizo disminuir la población en algunas zonas fue el surgimiento de epidemias, como la peste, tifo, paludismo y las de cólera morbus, ocurridas entre 1832-1833 y en 1850.
Es importante tener presente que la guerra de Independencia afectó de manera diferenciada a las regiones, que los movimientos de la población, el abandono del campo y las minas, así como la transformación de la estructura urbana de las ciudades fue variando de una parte a otra. En general, algunos historiadores coinciden en que en las zonas fronterizas la tendencia de la población fue la disminución, en tanto en el centro del país la tendencia estuvo orientada hacia el crecimiento.
Consumada la independencia, gran parte del territorio que antes perteneció a España se unió para formar México. De esta forma, el virreinato de Nueva España, la capitanía general de Yucatán, las comandancias de Oriente y Occidente, y las de Baja y Alta California se agruparon, redefinieron sus fronteras y se dividieron en 19 estados: Chiapas, Chihuahua, Coahuila y Tejas, Durango, México Michoacán, Nuevo León, Oaxaca, Puebla de los Ángeles, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora y Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz, Jalisco, Yucatán, Zacatecas; cuatro territorios: Alta California, Baja California, Colima, Santa Fe de Nuevo México, por su parte Tlaxcala quedó sin carácter definido

Mapa aproximado de México durante 1824

Crecimiento de la población de la República Mexicana, 1810-1910
Año
Fuente
Población
1810
Fernando Navarro y Noriega
6 122 354
1824
Joel R. Poinsett
6 500 000
1830
Burkhardt
7 996 000
1842
Estimación gubernamental de Brantz Mayer
7 015 509
1852
Juan N. Almonte
7 661 919
1861
Antonio García Cubas
8 283 088
1870
H.W.Bates
9 100 000
1882
Charles W. Zaremba
10 001 884
1895
Antonio Peñafiel
12 629 825
1900
Censo Nacional
13 605 819
1910
Censo Nacional
15 160 369

Informacion tomada de Keith A. Davis, "Tendencias demográficas urbanas del siglo XIX en México" en Historia y población de México, México, Colegio de México, 1994, pp. 262-263, (Lecturas Historia Mexicana, 9)

Fuente bibliográfica:
Alejandra Maldonado Rios, Estela Roselló Soberón. Historia 2 Secundaria. SM Ediciones. México, 2015. Pp.70-80.

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