Ubicación temporal y espacial del movimiento de Ilustración, las reformas borbónicas y el proceso de Independencia
En la primera mitad del siglo XVIII murió el último rey Habsburgo (sin
dejar descendencia); su lugar lo ocupó el primer monarca borbón español. Esto significó la llegada de un proyecto modernizador, inspirado en las
ideas ilustradas de Europa. A partir de 1750, los Borbones promovieron varias reformas que introdujeron el
pensamiento de la Ilustración a Iberoamérica. En Nueva España, las reformas
tuvieron mayor fuerza en la segunda mitad del siglo XVIII.
Con el fin
de hacer más eficiente la administración
del territorio, el proyecto político de los Borbones creó nuevas unidades
geopolíticas, conocidas como intendencias,
que facilitaron a las autoridades el control sobre los súbditos americanos.
Las
reformas borbónicas también impulsaron la producción económica, liberalizaron
al comercio, centralizaron el poder en la persona del monarca y los
funcionarios que dependían directamente del él. Todo esto tuvo efectos materiales muy provechosos para
el virreinato.
Pese al
progreso material, el desarrollo
económico no vino acompañado de los cambios y ajustes necesarios para
mantener la paz, la unidad y el equilibrio social. Para fines del siglo XVIII y
la primera década del XIX había varios sectores inconformes.
Mapa de la división y extensión territorial de la Nueva España durante el siglo XVIII |
La transformación de la monarquía española y las reformas de Nueva España
Para el siglo XVIII, España ya no era la potencia política y comercial
que había sido en los siglos XVI y XVII. En su lugar Inglaterra se había convertido en el actor internacional con mayor presencia y prestigio, en el mar y el comercio; mientras, Francia se consolidaba como una monarquía fuerte, centralizada y culturalmente reconocida en toda Europa.
Cuando los
Borbones subieron al trono en 1713, comprendieron la urgencia de emprender un proyecto modernizador que pusiera a
España a la par de las otras naciones europeas. Este plan se llevó a cabo a
partir de la puesta en marcha de varias reformas en los territorios de la
monarquía hispánica.
En Nueva
España, las reformas borbónicas se reflejaron en una política más centralista, que buscó limitar el poder de las autoridades regionales para
fortalecer la del rey. Además, las enmiendas pretendieron mejorar la extracción de recursos naturales, abrir el comercio y modernizar la
administración del reino. Nueva España se había enriquecido enormemente. A pesar
de ello, la riqueza no se distribuyó de manera justa ni equitativa: las diferencias y contrastes sociales se hicieron más evidentes.
Las
reformas borbónicas
En 1701, Carlos II de España murió sin dejar hijos que lo sucedieran en
el trono. Con él se extinguió la dinastía Habsburgo.
El primero, y con más primero y con más posibilidades para convertirse en el
monarca español era Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV y de María Teresa,
hermana de Carlos II.
Luis XIV tuvo grandes planes para imponer la hegemonía francesa
en Europa.Uno de ellos fue colocar a su nieto en el trono español.
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Felipe pertenecía
a la dinastía de los Borbones franceses y también era heredero a este último
trono. De convertirse en rey español, Francia se fortalecería aún más como
potencia europea de la época. La situación preocupo al resto de los monarcas
del continente. De inmediato, Leopoldo I de Austria exigió que su hijo, el
archiduque Carlos de Austria, subiera al trono español, alegando que eran
ellos, la dinastía de los Habsburgo,
los herederos legítimos del imperio hispánico.
La situación
derivo en el estallido de la guerra de
sucesión, un conflicto internacional que involucró a varias potencias
europeas y que, con la Paz de Utrecht,
concluyó en 1713. Entre las ventajas, este tratado reconoció a Felipe V como
monarca legítimo del imperio español. Con ello terminó la era de los Habsburgo
en España e inauguró la etapa de los Borbones en aquella monarquía.
La batalla de Almanza en 1707 definió la sucesión al trono
de España; puso fin a casi 200 años de reinado de la casa de
Austria y marcó el inicio de la era de los Borbones.
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El evidente
crecimiento militar y comercial de Inglaterra había dejado a la corona española
en un evidente atraso y debilidad que la nueva familia real buscó remediar. La familia
Borbón busco emprender un proyecto de modernización española que impulsara a la
nación y recuperará el puesto que en algún punto de historia le había
pertenecido. El proyecto consistió en la aplicación de una serie de reformas económicas, políticas, sociales
y culturales que, en efecto, transformaron a las sociedades iberoamericanas a
partir del siglo XVII.
Se dice que la Ilustración no llegó a España, pero Gaspar Melchor de Javellanos (1744 - 1811), literato y científico, demuestra lo contrario. |
Las reformas
borbónicas se pusieron en marcha a partir del reinado de Felipe V, sin embargo
el proyecto tomó verdadera fuerza en los reinados de sus hijos Felipe VI y
Carlos III, lo mismo que con su nieto Carlos IV. Si bien todos ellos se vieron
entusiastas de este proyecto los cambios más notorios se dieron durante el
reinado de Carlos III.
Este último
monarca se hizo rodear por ministros influenciados por el pensamiento de la ilustración francesa, quienes
insistieron en el valor de la razón
y en la importancia de la educación
como vía para transformar y modernizar a la sociedad. Además, los ministros y
monarcas ilustrados promovieron la tolerancia,
el desarrollo del conocimiento
científico y la tecnología. El plan de
las reformas borbónicas tuvo varios objetivos primordiales: centralizar el
poder en el monarca, mejorar la administración política de las colonias,
extraer más recursos económicos de las mismas y liberalizar el comercio en el
imperio. Todo ellos para modernizar la economía y la política de la monarquía
española.
Las
reformas en Nueva España: nuevo estilo de gobierno, división política,
establecimiento del ejército y la apertura del comercio libre
En la Nueva España las reformas cobraron mayor fuerza con la llegada del
visitador José de Gálvez de 1765 a
1771. Este funcionario hecho a andar varios proyectos que modificaron la vida
económica, política y social de la Nueva España. El proyecto de Gálvez contemplo
un nuevo estilo de gobernar. La corona deseaba recuperar el poder hegemónico que tenía sobre sus
colonias; para ello se buscó fortalecer el poder del monarca y disminuir la
influencia de las autoridades locales.
Con el afán
de tener mayor control sobre sobre las decisiones políticas en las colonias,
Gálvez siguió la instrucción de prohibir el acceso de los criollos a puestos de
alto rango, cargos que solo los españoles peninsulares podrían ocupar. Este
movimiento buscó evitar la consolidación de una elite política novohispana y mantener
la lealtad de los súbditos a la corona española.
En el
aspecto económico, las nuevas reformas de ejercer el poder absoluto de la
monarquía Borbón se vio reflejado en la centralización de la recaudación fiscal. A partir de la
segunda mitad del siglo XVIII, los funcionarios que cobraban los impuestos en
las colonias comenzaron a depender cada vez más directamente del rey de España.
Una de las
reformas políticas más significativas fue la reorganización de la división territorial
de la Nueva España. Durante siglos la administración de esta colonia americana
fue muy compleja y heterogénea. Existían reinos, provincias y gobernaciones que
coexistían una con la otra. Siguiendo la organización geopolítica francesa, las
autoridades borbónicas dividieron el territorio novohispano en 12 intendencias, la de México, Puebla,
Oaxaca, Veracruz, Valladolid, San Luis Potosí, Guadalajara, Guanajuato,
Durango, Zacatecas, Arizpe-Sonora y Mérida. La nueva
división política simplifico la administración de la colonia, además de
continuar restando poder a las autoridades locales para fortalecer la imagen
del monarca, ya que los nuevos intendentes
fueron peninsulares nombrados por el mismo rey.
Batallón de Pardos de Guadalajara. Dibujo en expediente sobre el establecimiento y subsistencia de los regimientos. |
Otra de las medidas de modernización implementadas por los Borbones, fue
la creación de milicias y regimientos
y del primer ejército novohispano. Durante
dos siglos, el reino no requirió tener un cuerpo armado para legitimar al
gobierno ni para proteger al territorio,
pero Felipe V emitió la Real Ordenanza
sobre las milicias provinciales de la Corona de Castilla en 1734. La creación
de cuerpos militares, para defender el territorio se extendió hasta las
colonias americanas. En 1762, las fuerzas inglesas ocuparon las posesiones
españolas de la Habana y Manila, lo cual represento un gran riesgo para el
gobierno español y obligo al mismo a fortalecer los cuerpos militares de todo
el imperio.
Hacia 1779,
Nueva España tenía varios regimientos de infantería entre los que destacaban
los de México, Tlaxcala, Puebla, Toluca, Córdova y Jalapa; el batallón de
Oaxaca, Pardos de México y Veracruz, así como como el regimiento de caballería de
Querétaro.
Además de
las reformas políticas, el proyecto borbónico impulso importantes
transformaciones en el campo de lo económico. Una de las más trascendentes fue liberalizar el comercio. Frente al dominio comercial de los ingleses, las
autoridades españolas comprendieron la urgencia de incorporar las ideas del liberalismo económico en el comercio español. La apertura comercial se inspiró
en la idea de “dejar hacer y dejar pasar”; con esa concepción contraria al mercantilismo, el Estado no debía
intervenir ni en la producción y distribución de las mercancías. Con esto, los
Borbones buscaron poner fin a los monopolios
comerciales.
Referencia Bibliográfica
Alejandra Maldonado Rios, Estela Roselló Soberón. Historia 2 Secundaria. SM Ediciones. México, 2015. pp.70-80.
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